domingo, 21 de octubre de 2007

Un Dieciocho Mapuche

En septiembre hice mi primer viaje fuera de Santiago. El Joaco me contó que se cumplían 197 años de la primera junta de gobierno, así que habría un feriado de cinco días como no se había visto nunca.
Para mi todos los días son iguales, pero parece que para el resto no, así que nos fuimos en masa a Pucón a vistitar a mis primos y a mi tía Ale.
Estaba bueno ya que me sacaran, no?

Salimos de Santiago con unos tacos gigantes y como además exigí mis paradas para tomar leche y cambiarme el pañal, llegamos tarde a Pucón, pero justo para conocer el Volcán Villarrica que parecía una gran mamadera llena de leche!

Al día siguiente fuimos a Curarrehue, que en mapudungun significa lugar del altar de piedra.
Allá almorzamos en la Ñaña (amiga) que es una cocinería mapuche donde preparan platos con casi puros vegetales de la zona, incluido el piñón que es el fruto de la araucaria.

Pregunté si tenían alguna hierba para evitar la caida del pelo, pero no había nada parecido así que el Joaco tuvo que consolarme.

Mi papá me regaloneó un rato y después salimos a dar una vuelta.


Afuera había un centro cultural con museo y artesanía y parece que comprar ahí es super entretenido, porque mi mamá, la Kathy, Popi y la Ale, salieron con un gorro de lana cada una. Que raro, no? Tal vez fue el hechizo de una machi.

Aquí salgo con mis papás aprovechando que salió un rato el sol.

El Joaco estuvo enchufado al ipod todo el rato, parece que escuchando cultrunes y trutrucas.


Al otro día hubo harto sol y fuimos a caminar a Pucón a la orilla del lago Villarrica.
Ese día se quemó un hotel y se escuchaban sirenas y carros de bomberos por todas partes.


Nos instalamos en un bar al frente de la playa. Aquí salgo con mi mamá, la Popi y la Kathy.


Desde ahí miramos la clase de trapecio que tomaron Clemente, Manolo y la Popi.
Que hartas vueltas dio el Cleme, si hasta quedó crespo.


Lo pasamos super bien en la terraza de la casa de mi tía Ale. Tomamos sol y escuchamos el canto de los pajaritos


Dicen que no hay 18 sin asado, así que hicimos uno de los buenos con costillar, choripán, leche y todo lo demás.
Mi papá dijo que me quería comer, pero me libré de que me tiraran a la parrilla.

Mientras se bajaban la carne, el Joaco leía a Böll. Más apropiadas eran las décimas de Roberto Parra!
Me prometió que después me enseñaría a leer.

Mi primita Popi es tan tierna, me cuidó y jugó mucho conmigo.

Con la Kiki posé algunas tenidas, que tal?

Y antes de volvernos a Santiago (que lata!), conversé un rato con mis abuelos.
Eso si que para la próxima tendré que llevar lentes de sol.

Y bueno, así se me fue el 18 y ni siquiera me llevaron a las fondas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Por supuesto que todos los dias no son iguales mijita!!
Ya vas a aprender a diferenciarlos.
En todo caso pucha que has paseado.
A tu edad, no me llevaban ni a la esquina.
Un abrazo
El Tata

Anónimo dijo...

Que lindas vacaciones con comida mapuche, asado, naturaleza, regaloneando. Me encantó la foto que sales con Victoria y la otra con los abuelitos!!!!!!
Un beso. Tiabue Nora.

Anónimo dijo...

¡Hola! qué lindas las fotos y los paseitos... se ve que lo pasaron todos bien. En especial la protagonista.

1beso para todos... Pame ^_*