jueves, 6 de marzo de 2008

De copas

En febrero cumplí 7 meses, motivo más que suficiente para irse de copas!
Para evitarnos los intermediarios nos fuimos directo a la Viña Matetic, en el valle costero del Rosario
Allí, un suizo nos explicó algo del proceso de producción y nos mostró el vanguardista edificio donde se preparan los vinos.
Pasamos frío en la bodega de guarda ...
... y recorrimos las salas donde fermentan los caldos.
¿en cuál de estas copas quedará mejor mi leche?
Para el solazo, el paraguas de la Kiki está imbatible
Luego de recorrer las bodegas, almorzamos en el restaurante de la viña, que está en medio de un parque y al lado de una antigua casona de campo que funciona como hotel.
En la laguna conocí unos bichos grandes y ruidosos que se llaman gansos,
pero la de la foto es mi mami.
¿Que tal mis jamones?
Después de la comilona nos fuimos a Algarrobo, que en pleno verano estaba que ardía de turistas.
Recorrimos el paseo de la costanera ...
... y llegamos hasta la caleta San Pedro, que estaba un poco hedionda a pescado.
El atardecer me puso melancólica, así que le pedí a mis papás que nos regresaramos.
De vuelta en Santiago, recibí la visita de mi abuelo Carlos, mis tías y mi prima Antonia.
Acá salgo con la Cami, que llevó unos pasteles bien ricos.
En la plaza que está cerca de mi casa, me encontré con mi primo Ignacio ...
... aunque parece que se aburrió, porque al rato agarró su coche y se fue.

martes, 4 de marzo de 2008

Qué calor!

Con mis seis meses soy toda una rock star.
Si hasta afiche tengo, gentileza de mi prima Pame
A pesar de la popularidad, igual se me acabaron las vacaciones y tuve que pasar lo que quedaba de enero en Santiago, qué calor!
Para refrescarse, nada mejor que un vino blanco con la tía Nora
Ahora que como, tengo mi propia sillita y a las 11 de la mañana me enchufan en ella para almorzar.
La Eli me hace unas papillas ricas, pero si me descuido se las come mi mamá.
Todavía no sé comer sola, así que el papá me da la comida ...
... y aunque quedo asquerosa, con sopa hasta en las orejas, igual lo paso bien.

Un domingo nos fuimos a la parcela de la Rosario en Paine.
Lo pasé super, vi perros, caballos, pajaritos y hasta me subí por primera vez a un columpio.

Después de almorzar me tiré a la piscina con la Rosario.
Entre ella y mi papá me obligaron a bucear, pero a mi no me gustó mucho.

Por más que traté de explicarle al Joaco que me quería seguir bañando, igual me sacaron del agua.
y pucha! que pena! con ese llanto, este cuento se acabó.